Cambiar una copa de alcohol por una sesión de sofrología

Escrito por

27 Sep, 2016

Alcoholismo y Sofrología,

Cendrine Zielenski, psicóloga clínica y directora de la Escuela Caycediana de Grenoble expuso una ponencia en el III Simposio de Sofrología sobre cómo pueden gestionar las emociones las personas que padecen una adicción al alcohol.

Cendrine trabaja como psicóloga en un centro de adictología en donde atiende, de manera individual o en grupo,  a personas que tienen dificultades con el alcohol: enfermos alcohólicos o bebedores excesivos.  Como sofróloga, les ofrece, a todos aquellos que acceden voluntariamente, una terapia basada en sesiones de sofrología. A continuación relatamos su experiencia en este campo. 

El alcoholismo y la gestión de las emociones

Según Zielenski, el alcoholismo es una respuesta a la problemática de la gestión de las emociones y se convierte en la solución ideal a la mayoría de los problemas al ser un claro psicotrópico, una sustancia que afecta al cerebro plenamente.

Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, esta solución ideal se convierte en una pérdida de control y es cuando la dependencia reduce la capacidad de tomar decisiones. El individuo no es capaz de reconocer esta problemática y la solución real no llega hasta muchos años después.

¿Y cuál es la mejor solución ante ello? Sin duda, la sofrología.

La sofrología como complemento a la psicoterapia

La principal tarea de Cendrine Zielenski es la escucha diaria de pacientes con dificultades con el alcohol. A partir de aquí, trata de entender su comportamiento para poder ayudarles a cambiar y posibilitar el encuentro de alternativas al alcohol.

Pero la solución ideal, la que aporta la sofrología, es enseñar a estos pacientes una técnica que puedan llevarse a casa y que puedan usar de manera habitual en su vida cotidiana, sintiendo que controlan plenamente sus emociones.

Dos tipos de tratamiento: grupal e individual

En el tratamiento grupal, un grupo de pacientes con problemas de alcoholismo, opta por dejar de beber durante una semana sin que para ello tengan que ser hospitalizados, pero con la obligación de asistir a una sesión de grupo en un centro médico.

Los aspectos biológicos, psicológicos y sociales que desencadenan el consumo habitual son tratados de forma profesional y siguiendo las pautas que se enumeran a continuación:

  • Trabajo de la respiración para la detección de la autoconsciencia.
  • Uso de la Sofronización de Base Vivencial para relajarse y tomar consciencia del propio cuerpo.
  • Práctica de las tres técnicas llave y del ejercicio RDC1 para activar el cuerpo.
  • Orientación profesional hacia el positivo y toma de consciencia de las propias capacidades por parte del paciente.
  • Puesta en práctica de la futurización para vivir serenamente la abstinencia y transformarla en un futuro positivo.

Gracias a ello, y tras una semana, los pacientes empiezan a valorar el redescubrimiento de sí mismos.

En cuanto al tratamiento individual, el principal aspecto a trabajar es el aprendizaje de la gestión de las emociones para poder expresarlas abiertamente y sentirse aliviado con el resultado. Siguiendo las pautas, anteriormente mencionadas, de la sesiones grupales, el paciente individual logra mejorar su autoestima centrándose en lo positivo.

Conclusión

Así pues, estos tipos de tratamientos sofrológicos especialmente diseñados para pacientes con problemas de adicción al alcohol, demuestran que, claramente, la Sofrología es una técnica de gestión de las emociones que ayudan a dejar atrás dicha adicción.

Y no sólo es una técnica que deba aplicarse en pacientes adictos, sino que es también un excelente método de prevención que debería dirigirse principalmente a adolescentes. La adolescencia, al ser una época de tempestad emocional, se controlaría mucho mejor gracias a la aplicación de técnicas sofrológica que ayudasen a los adolescentes a gestionar sus emociones y a sacar lo mejor de ellas de una forma sana y positiva.

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