«Se distrae mucho en clase», «no atiende cuando se le habla», «es muy despistado». Muchas de estas frases son pronunciadas de manera habitual por los docentes al describir el comportamiento de algunos alumnos en clase. Pero se resumen en un único concepto: falta de atención. Esta capacidad, básica para desarrollar la mayoría de las tareas escolares, se puede reforzar y ejercitar por medio de juegos y actividades atractivas para los niños.
Los problemas de atención en edad preescolar tienen una relación directa con el fracaso académico. Ésta es una de las principales conclusiones que destaca un reciente estudio realizado por la Universidad de California Davis. La investigación, en la que han participado cerca de 700 niños durante más de 20 años, revela que el déficit o la falta de atención puede frenar el aprendizaje. Cuando esto ocurre desde la etapa preescolar, es probable que afecte al rendimiento en ciclos educativos posteriores.
Muchos de estos niños padecen lo que se denomina déficit de atención con hiperactividad, más conocido como TDAH, un trastorno que afecta a entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar de nuestro país, casi un niño por aula. Una vez diagnosticados, estos menores deben ser tratados por un profesional. Los padres y docentes deben intervenir en los aspectos que les recomienden los expertos.
Los padres y docentes deben intervenir en los aspectos que les recomienden los expertos
Sin embargo, otros motivos favorecen la falta de atención de los más pequeños de manera puntual o generalizada. Son aspectos que afectan a su proceso de aprendizaje y a su actividad en el aula. No aprenden bien los conceptos, tienen lagunas porque no han prestado atención y, cuando estudian, se sienten confusos.
En estos casos, los adultos pueden intervenir y potenciar la capacidad de atención mediante ejercicios sencillos y juegos que enseñen a los niños a retener la información importante e ignorar las distracciones. Estas actividades permiten entrenar tanto la atención visual como la auditiva, ambas muy necesarias para adquirir destreza en el estudio y para ejercitar la memoria.
Es importante mostrar la actividad siempre como un juego, para que los niños estén más motivados
Al trabajar la capacidad de atención, hay que mostrar la actividad siempre como un juego para que los niños estén motivados. Así se recomienda desde el Departamento de Orientación del Colegio San Gabriel, de Alcalá de Henares (Madrid), que aconseja practicar dos o tres veces por semana, durante un máximo de 15 minutos al día. Estos especialistas, que cuentan con un amplio listado de actividades para cada etapa educativa, recalcan que no hay que facilitar la tarea, sino ayudar sólo cuando sea necesario y no marcar los errores. El mismo niño debe ser quien los descubra.
Ejercicios y actividades
En la web «Orientación Andujar» se recoge un amplio listado de ejercicios para mejorar la atención. De utilidad para padres y docentes, se pueden descargar y emplear en el momento en el que se necesiten. En «Psicología y Pedagogía», blog de especialistas en estas disciplinas (infantil y juvenil), se recomiendan un buen número de juegos clásicos, como puzzles, dominó o cartas, para entrenar la atención con los más pequeños.
Además de los recursos que se encuentran en Internet, en casa se pueden realizar otras muchas actividades sencillas, aconsejadas por los orientadores y que ayudan a los padres a potenciar la capacidad de atención de sus hijos:
- Enumerar tres, cuatro o cinco cosas (según la edad) que puede encontrar en casa y pedirle que las traiga para comprobar que ha atendido al listado.
- Decirle una palabra o un número. A continuación, recitar un listado de palabras o números, entre los que se encuentre el anterior, y pedirle que haga una señal cuando lo escuche.
- Colocar diferentes elementos en una mesa, en un orden determinado. Variar luego el orden para que vuelva a colocarlos en el modo inicial.
- Guardar varios objetos en una caja, cerrarla y pedirle que repita el nombre de todos los objetos que están en su interior.
- Disfrazarse con varios adornos y quitarse algunos para que descubra cuáles han desaparecido.
Qué puede hacer el profesor
Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los docentes
Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los docentes en el aula. El psicopedago Juan Vaello Orts, autor, entre otras obras, del libro ‘Cómo dar clase a los que no quieren’, considera que en el ámbito escolar se distinguen dos tipos de atención: la del alumnado, que debe ser concentrada en torno a la tarea o al profesor, y la del docente, que debe distribuirse entre todos los estudiantes por igual. Vaello apunta diferentes estrategias para captar la atención y para mantenerla:
- Asegurar la atención de todos los alumnos y no comenzar la clase hasta haberlo conseguido.
- Advertir al alumno distraído de manera individual, llamarle por su nombre. Si este paso es ineficaz, conviene hacer una advertencia personal privada.
- Detectar los elementos que pueden distraer a los estudiantes e intentar anularlos.
- Colocar a los alumnos de menor rendimiento más cerca del docente.
- Iniciar la clase con actividades que favorezcan la atención, como preguntas breves sobre la clase anterior o ejercicios prácticos.
- Utilizar distintas formas de presentación de los contenidos de la materia, como lecturas, videos, etc. Variar las tareas que deben realizar los estudiantes para evitar la monotonía.
- Detectar cuáles son las metodologías que consiguen un mayor nivel de atención en los alumnos y utilizarlas en los momentos claves, como al final de la clase, cuando están, en general, más cansados.
Por otra parte, Isabel Orjales, doctora en Pedagogía, señala en su manual para padres y educadores ‘Déficit de atención con hiperactividad’ diferentes tácticas para mantener el nivel de atención individual de los alumnos con este trastorno, pero que pueden utilizarse con estudiantes que denotan en el aula falta de interés y exceso de distracción. La base fundamental es conseguir que este alumno participe en el aula: sacarle a la pizarra o hacerle preguntas frecuentes y fáciles para favorecer su dinamismo en clase. Para conseguir atraer su atención y evitar que se disperse es recomendable acercarse a su mesa y continuar allí la explicación, o bien apoyar la mano en su hombro mientras se expone al resto de los estudiantes.
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